Productividad y Lean

Lo habitual en la industria es gestionar los productos que se producen a través de lotes. Los dueños o gerentes tienden a adquirir máquinas cada vez más potentes y capaces, más rápidas y eficientes, para fabricar lotes mayores en menor tiempo. Para muchos, este es el camino real de la competitividad. Personalmente, he observado en muchas empresas que he visitado cómo todas las estrategias van orientadas a «eficientar» los lotes que han de producirse. Pero cuando las condiciones de mercado son óptimas y las órdenes de trabajo abundan, la diferencia en producción no es tan significativa y muchos han de recurrir a sus competidores para sacar adelante los pedidos.

¿Dónde está la clave? En el flujo. Cuando el tránsito de materiales por la cadena de producción no discurre de manera estable, regular y sin interrupciones, todo el trabajo avanza a trompicones, con detenciones y aumentando el trabajo en proceso.

Aunque parezca de sentido común, pedir a una industria que trabaje al ritmo que le marca la demanda, no es sencillo de ver ejecutado. A lo largo del proceso suelen instalarse numerosas dificultades de todo tipo, desde las propias rutinas de trabajo de los operarios, el diseño de desplazamientos o de la propia cadena de producción, hasta innumerables ineficiencias en cada una de las etapas productivas. Todo ello se basta y sobra para interrumpir el flujo continuo de producción.

Los defensores de la producción tradicional alegan, y no sin razón, que cuanto más independientes sean distintas las etapas de un proceso industrial, mayor será la productividad final. En realidad, son adoradores del stock intermedio porque, en su opinión, es lo que proporciona continuidad a la totalidad del proceso. Lo que no cuentan es que este planteamiento es una fuente continuada de ineficiencias y de costes ocultos. La sensación de productividad es, realmente, sensación de que se está produciendo, pero no de que se produzca mejor.

Pese al sentido común imperante en Lean Manufacturing, no es fácil para muchas organizaciones adoptar esta filosofía de trabajo. La reluctancia al cambio, la inercia a seguir haciendo las cosas como siempre se han hecho y a no modificar ni una sola pauta que suponga pérdida de tiempo o trabajo, suele ser inmensa, a todos los niveles de la organización.

No hay empresario que no aluda a la necesidad de ser más competitivo para sobrevivir. Es un mantra que se repite por convicción o por asunción. Pero cuando se pregunta por los fundamentos de esa competitividad, sale a relucir el pensamiento tradicional y el largo listado de lugares comunes en este tipo de respuestas: que si calidad, bajos costes, servicio rápido al cliente, diversificación, flexibilidad…

Digámoslo claramente. No todas las empresas pueden adoptar una economía de escala y asegurar con ello la máxima productividad al mínimo coste. Y las que se benefician de altos volúmenes de producción se ven continuamente obligadas a enormes esfuerzos de ventas y a cierta rigidez e inflexibilidad operativas frente a cualquier cambio en la demanda. Por lo tanto, aducir la necesidad de disponer de elevados stocks, incluso con altas producciones, es hacer funambulismo en la cuerda floja del desequilibrio.

En Lean Manufacturing adecuamos el ritmo de producción a la demanda existente e introducimos un sistema pull como tracción de la producción. La empresa deja de empujar la entrada de materiales al proceso para abordar los pedidos y es el propio mercado quien tira del proceso para abastecerse. Además, mediante nivelación y control de producción se implanta un flujo de producción lo más continuo y suave posible, que es la base de la reducción de costes, para lo cual es imprescindible eliminar cuanto más desperdicio mejor.

Comparado con el método tradicional de producción, un sistema basado en Lean Manufacturing requiere menos tiempo de producción, resulta en actividades mucho mas eficientes y menor consumo de recursos de todo tipo. Es una filosofía que requiere de cierto tiempo para implantarse, a pequeños pasos y poco a poco, pero cuyos resultados, una vez puesta en marcha, son increíblemente espectaculares.

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