No es por criticar, pero uno se encuentra cada barbaridad en supuestas implantaciones de la ISO 9001 que clama al cielo o adonde sea.
Por ejemplo:
- Copia y pega indiscriminado. Vale, sí, no es un mal exclusivo de las implantaciones ISO 9001 (a nosotros, por ejemplo, en esto de optimizar empresas, un «listo» nos quiso cobrar medio riñón por páginas extraídas tal cual de presentaciones que había realizado tiempo atrás para otras empresas: aún lo pretende, pero eso mismo, que va listo). El caso es que algunas organizaciones (y no pocos consultores) pretenden atajar copiando los procesos de otras empresas donde las implantaciones sí han sido exitosas. Y luego pasa lo que pasa.
- Complejidades innecesarias. Esto es muy evidente en el caso de sistemas de gestión antiguos que han de actualizarse. Años atrás, cuando este tipo de consultoría se pagaba al peso, los manuales y procedimientos se hacían más espesos que un espresso en La Toscana. Decía Einstein que no se entiende aquello que no se puede explicar de forma sencilla. Hay organizaciones que emplean un esfuerzo titánico en hacer comprender su sistema de gestión de calidad. Señal inequívoca de que la cosa es innecesariamente compleja.
- Prisas. Qué mala consejera es la impaciencia. Muchas organizaciones buscan certificarse en ISO 9001 a la mayor brevedad posible, posiblemente porque la necesiten para acceder a un contrato, y buscan consultores poco duchos en el arte de facilitar las cosas cuando el tiempo apremia sin tener en cuenta los hallazgos que un auditor-jefe es capaz de extraer de un sistema mal montado.
¿He mencionado auditor-jefe? Los consultores de LSSQ CONSULTING que implantan los sistemas de gestión están, todos ellos, certificados como auditores-jefe. A la hora de escoger, conviene siempre escoger no a quienes solo prometen el éxito: también cuenta la tranquilidad de saberse en buenas manos.