Comenzamos realizando consultoría en mejora de procesos de galvanización (aún lo hacemos) y en implantaciones de sistemas de gestión de calidad, medioambiente, seguridad en el trabajo, etc. (esto también lo seguimos haciendo, y bastante bien). Pero comenzar significa justamente eso: iniciar, dar el primer paso. Luego hay que estar continuamente mejorando. Incluso reinventándose. En ese sentido, puede decirse que LSSQ CONSULTING es una empresa Lean Six Sigma, ejerciendo la mejora bajo ciclo DMAIC (o PDCA, que es similar).
Tiene su gracia esto de mejorar o reinventarse en consultoría. Conocemos consultores que lo poquísimo que aprenden enseguida son capaces de vendérselo a una empresa como expertos (sedicentes), y viceversa, talentísimos consultores con gran conocimiento y experiencia que apenas son capaces de transmitir lo que saben a una empresa. Aquellos, los primeros, son tóxicos, muy tóxicos: generalmente solo piensan en el dinero y en acumular nombres en su listado de empresas consultadas, aunque su consultoría sea nefasta, puro humo, cuando no pura piltrafa (y créanme, que en estos conflictos alguna experiencia ya llevamos acumulada: pero de todo se aprende). Los segundos son los realmente valiosos, quienes mejor pueden orientar o ayudar o colaborar a la hora de realizar un trabajo magnífico.
Luego están (estamos) las empresas. Algunas (pocas) muy afamadas y exitosas. Otras (muchas) desconocidas y supervivientes. Las primeras no necesitan reinventarse: les basta con advertir una idea nueva en el mercado y hacer uso de toda la artillería que poseen para desplegarla bajo la seguridad que aportan sus nombres e historia. Las segundas, entre las que nos encontramos, nos reinventamos al ritmo con que las reinvenciones acuden a las meninges de quienes les dotamos de vida día a día.
Este es el mapa del mercado de la consultoría. Y cada cual tiene su porción o lucha por ella a su modo. Con traje o con mono de trabajo. Porque, antes que reinventarse, lo valioso es saber escoger.