Vaya esta entrada sin ninguna intención de hacer valoraciones políticas.
Japón se caracteriza por una población envejecida, donde el 40% de los ciudadanos tiene más de 55 años. Otro de los rasgos que le caracterizan es su alta densidad de población (334 habitantes por kilómetro cuadrado). En cuanto a relaciones comerciales, por su ubicación geográfica, exporta a China por un valor de 144.053 millones de USD e importa por 173.612 millones de USD; exporta a Estados Unidos por 140.664 millones de USD e importa por 83.571 millones de USD. El resto de importaciones, según importancia, provienen de Australia, Arabia Saudita y Corea. El 30% del turismo que recibe Japón proviene de China. Además, apenas cuenta con médicos especializados en enfermedades infecciosas (531).
Se podría pensar que Japón, con 126 millones de habitantes, acabaría devastado por la enfermedad derivada de la infección por SARS-CoV-2. De enero a mayo ha registrado un total de 744 muertes por coronavirus (dato a fecha 18 de mayo de 2020), las mismas que en España se produjeron diariamente durante diez jornadas completas. España reporta a los organismos oficiales una escalofriante cifra de 591 muertes por millón de habitantes. Japón, que triplica nuestra densidad de población de España y tuvo que combatir el virus dos semanas antes, estando en mayor comunicación con China, solo ha reportado 6 muertos por millón de habitantes.
La diferencia es clara: Japón lleva Kaizen en sus venas.
- Definición del problema: El 13 de febrero se produjo en Japón el primer muerto por coronavirus. En ese momento, el 85% de los ciudadanos japoneses atrapados en China desde el 29 de enero ya habían sido repatriados. El 27 de enero habían promulgado la actualización de su Ley de Control de Enfermedades Infecciosas y su Ley de Cuarentena. Tres días más tarde, 30 de enero, se puso en marcha el Alto Mando de Respuesta ante el Nuevo Coronavirus, un comité encargado de supervisar el proceso de toma de decisiones del Gobierno para hacer frente a la Covid-19. Se trata de un grupo heterogéneo de trabajo que supervisa punto por punto cualquier medida a adoptar.
- Toma de datos: Fondeado en la bahía de Yokohama, el crucero Diamond Princess permanecía en cuarentena desde el 3 de febrero. Experimento cerrado de enorme importancia, los especialistas japoneses comprobaron las ratios de contagio y las circunstancias en que se producían.
- Medidas: Los datos aportados por los casos registrados en el crucero y de los del propio Japón condujo al gobierno nipón llevó a desarrollar su estrategia de las tres T: test, trace, treat. Testear, trazar y tratar. El alcance no se limitaba a personas sino a grupos enteros(cluster approach), lo que permitía un consumo inferior de recursos de todo tipo. Hubo voces que criticaron abiertamente esta estrategia que, finalmente, se ha revelado como exitosa.
- Control: La Estrategia 3T se fundaba en detectar cuanto antes los focos de contagio y proceder al tratamiento y aislamiento de quienes habían sido expuestos en ellos. Las pruebas rápidas resultaban determinantes, pero debido a la dinámica de grupo de la estrategia, necesitó unos índices bajos para asegurar el control (2 test por millón de habitantes frente a los 65 de España o los 167 de Islandia). Cada contagio se verificada con dos pruebas, lo mismo que para certificar una recuperación. Japón concluyó con rapidez que había ciertas características que determinaban los focos de contagio, algo que ahora a todos nos parecen evidentes: son lugares cerrados con mala ventilación; son lugares donde se producen grandes concentraciones de personas; son lugares y momentos en los que las interacciones sociales se producen sin protección y distancia de seguridad.
- Educación: El gobierno japonés se empleó a fondo en capacitar a sus ciudadanos en una serie de medidas preventivas y circunstancias a evitar, lo que se conoció como política de rechazo a las 3C: «closed spaces, crowded places, close-contact settings», comer de lado y no frente a otros, y usar siempre mascarilla y evitar hablar con los demás.
El proceso arriba definido (3T+3C) ha sido la clave del éxito de un país como Japón que ha permanecido bastante tiempo en estado de emergencia (de hecho, Tokio y Osaka siguen estándolo). El comité establecido revisa los protocolos y los refina continuamente . Al igual que suede con la filosofía Kaizen, Japón confía mucho más en la persuasión que en la imposición o el castigo. En el país del sol naciente el estado de emergencia lo gestionan en los gobernadores de las prefecturas, a quienes la Constitución no permite la imposición de confinamientos masivos ni la restricción de la libertad de movimientos a individuos no cuarentenados.