El galvanizado dual

A la campa de un cliente de Vigo solía llegar con frecuencia (todas las semanas) unas piezas de acero con forma de serpentín que debían galvanizarse con cierta urgencia. La distribución de los pesos de dichas piezas era la siguiente:

El peso de las piezas seguía una distribución normal, de curtosis «picuda» y una muy leve asimetría, distribuída alrededor de 676 Kg con una desviación estándar de 264 Kg.

Una vez galvanizadas las piezas, la distribución de pesos era la siguiente:

La distribución es, en este caso, más achatada (curtosis menor) y más simetrica, pero igualmente normal y distribuida alrededor de 830 Kg, con variación 316 Kg. Como el arrastre de zinc es la cantidad de este metal que se adhiere a la superficie del acero, si tomamos los promedios como aproximación, podríamos estar hablando de 154 Kg de zinc por pieza. Esto supone un arrastre de casi el 23% (228 Kg de zinc por cada tonelada galvanizada).

Sin embargo, la sorpresa llega cuando se representan los arrastres medidos a la salida del proceso para esas piezas:

El gráfico de corridas da mucho que pensar: ¡el proceso está completamente fuera de control!

Afortunadamente, el análisis de la distribución nos ofrece alguna pista sobre lo que está pasando:

Lógicamente, esta distribución no es normal, pero da la sensación de que los arrastres se distribuyen alrededor de dos curvas normales: una hacia el 7% y otra en el 22%.

Si desagregamos los datos, podemos comparar cada una de ellas:

El «primer» arrastre (el menor) es una distribución normal (por los pelos) en torno al 8% con una desviación estándar de 2,8%.

El «segundo» arrastre (el mayor) es una distribución que no se ajusta a la distribución normal,  en torno al 21,8% con una desviación estándar de 2,7%.

Las desviaciones estándar en ambas distribuciones son análogas, pero el impacto es significativamente mayor en el primer caso. Y hay que tener en cuenta que ni el material negro, ni el blanco, anticipaban este comportamiento anómalo. Luego algo sucedía… La primera familia correspondía a serpentines lisos y la segunda a serpentines aleteados. La empresa asumía que los lisos se caracterizaban por un arrastre medio de 6,9% y los aleteados del 22%. Bastante aproximados a la estadística, pero no prestaban atención a la desviación estándar, causante de la variabilidad tanto en una como en otra familia.

El problema siguiente es que la capacidad del proceso a largo plazo para los serpentines lisos era muy baja… pero eso es otra historia que en otro momento habremos de contar.

 

 

 

 

 

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